Le Pulpo Pochí

Nombre:

Cha Cha Chá, el Perro Colosal, Cha cha chá, el Pulpo Peculiar

lunes, mayo 08, 2006

Performances de lo absurdo (I) : Chupar.

"Los franceses, parece, solo quieren una buena mamada de vez en cuando y tener pensión temprana. No más." Michel Houellebecq

Chupar. Entendido como práctica sexual, claro (pues como práctica alimenticia tiene pleno sentido ): piénsenlo apenas un segundo, con desapego crítico. En - qué - consiste - chupar. ¿Para qué chupar? Por placer. Es verdad, pero eso no disminuye ni un jodido ápice la enorme dimensión absurda inherente al acto de chupar. Y sí, Le Pulpo Pochí conoce las supuestas relaciones que el psicoanálisis ha establecido entre el acto alimenticio y el acto sexual, pero juzga que eso no normaliza en absoluto su percepción: más bien le confirma en su inicial sospecha de estupidez total (precisamente porque esas suposiciones de Freud le parecen acertadas).
En su contexto nada es estúpido (y ahí está el engaño; el engaño está tan ahí que quizá esto no debería ir entre paréntesis). Quiero decir, que lo estúpido no es chupar en sí mismo, sino que lo estúpido es la condición humana (hecho del que el Pulpo Pochí es plenamente consciente, y del que de alguna manera nace y se nutre) y sus vías de obtención de placer. Y, en busca de una perspectiva más amplia, tal vez lo estúpido no es la condición humana en sí misma, pues ésta tiene un contexto (el oxígeno, la creación del planeta, aquéllas primeras bacterias, la evolución, mamíferos, homínidos, el instinto reproductor y sus mecanismos, etc...) dentro del cual resulta explicable; tal vez la auténtica estupidez reside en el hecho global de la creación de la vida.
Pero chupar (oh, cielos, ¡chupar!, hasta fonéticamente resulta un poco tonto), incluso dentro de su contexto, conserva una particular dimensión estúpida. No sólo como acción en abstracto, como concepto, sino en el terreno de su aplicación práctica: el tipo de movimientos y posturas que exige, la relación entre chupador/a y chupado/a, el momento preciso en que el individuo se siente motivado a chupar, la cadena de acontecimientos que han llevado a esa decisión... en fín, hay que tener muy poco sentido pochí para no percibir que todo ello está envuelto en un halo de ridiculez que roza lo escandaloso. Por eso Le Pulpo Pochí goza chupando, siendo chupado y viendo chupar. Y también se regocija sabiendo que chupar es una práctica común entre los seres humanos.

La realidad es bastante pochí.


"El cerdo come, folla y se relaciona según su cerdovisión del mundo" Luisma Muñoz Rodríguez.

Decir paridas, hacer paridas, reconocer una buena parida cuando alguien la dice/hace, y sobretodo detectar las paridas que se dan en la naturaleza y en la realidad en general. Por ejemplo, un volcán es una parida: una montaña de cuyo interior sale un líquido muy caliente que arrasa a las poblaciones colindantes... parece obra de un genial hijo de puta con mucho poder. Y un cerdo...un cerdo también es una gilipollez: un animal guarro que hace un sonido ridículo y piensa muy poco, o nada; tan sólo come, caga, folla, gruñe y apesta. Qué más...pues una rana, eso sí que es un animal - parida: su fisionomia parece hecha expresamente para que el observador se descojone con sólo verla. Y por si fuera poco, saltan, comen moscas y miran de manera extraña con sus ojos, inexplicablemente grandes. Y el resto del tiempo, simplemente (y esto me maravilla) están ahí. Qué vida. Decididamente, qué animal tan pochí.
En fin, es fácil dejarse llevar por la inercia de admitir como normal, como no-absurdo, aquellas cosas que desde siempre han estado ahí, formando parte de nuestra vida, de la naturaleza o del mundo. Pero es un error. La realidad está salpicada de soplapolleces, sólo hay que saber reconocerlas. Tal y como ocurre con el arte, se aprende viendo, acumulando experiencias, comparando, reflexionando...hasta que uno, un buen día, ve un cangrejo, un calamar o un cactus y cae en la cuenta de que, por muy "parte de la naturaleza" que sean, son unos seres vivos absurdos. No hay más que ver su aspecto y su forma de vida. Sí, su lifestyle.
El Pulpo Pochí siente por estos seres (vivos como la rana o inertes como el volcán) un amor que es directamente proporcional a su grado de gilipollez. Cuanto más absurdo, más pochí.

viernes, mayo 05, 2006

Comenzando a existir


"La existencia es un lleno que el hombre no puede abandonar". Jean-Paul Sartre.

La Existencia es un espacio cerrado, pero es también un espacio enorme. Enorme. Es verdad que los espíritus humanos, como los pingüinos, tienden a aglomerarse en una franja concreta de la Existencia, ignorando todo el resto. Los pingüinos se aglomeran en busca de calor físico. El motivo de la aglomeración humana es una variación un poco sofisticada de este comportamiento, nada más.
Le Pulpo Pochí rara vez tiene frío, así que no teme frecuentar los espacios de la existencia por donde no hay aglomeraciones espirituales. Además, le parecen francamente más interesantes. Ya que no podemos abandonar el lleno de la Existencia, al menos vamos a aprovechar su enorme tamaño. Hay vida donde parece no haberla.
El resto de las intenciones no declaradas se irán revelando solas, como ocurre siempre.
Me gustaría daros la bienvenida a este blog, pero siento que soy yo quien necesita vuestra bienvenida.
En cualquier caso, hola.